jueves, 14 de julio de 2022

¿Cómo se lee un poema? / Hugo Padeletti




Pido perdón por estas tres hojitas que voy a leer. Sé que la expresión improvisada es más vívida, aunque menos exacta, pero en estos siete años de alejamiento de los claustros universitarios he olvidado casi todo lo que aprendí y me cuesta extraer como de un pozo lo poco que sé. El tiempo elástico de la escritura me ayuda a lograrlo. No voy a hacer por lo tanto una exposición doctoral de cómo debe leerse un poema. Eso, como dije, ha quedado atrás. Actualmente me considero sólo un poeta. Además, he hecho ejercicios de origen budista para vaciar mi mente del exceso de conceptos, para tenerla disponible para lo que se presente en el momento. Ustedes conocerán probablemente la anécdota del erudito occidental que fue a visitar a un sabio budista para preguntarle por el sentido del budismo. Mientras el monje preparaba el té, el erudito se explayaba en la exposición de sus innumerables conocimientos. Cuando el té estuvo listo, el monje pidió al occidental que acercara su taza y fue vertiendo el té hasta que éste desbordó de la taza, llenó el platillo y amenazaba con chorrear sobre el suelo. ¿Qué pasa?, preguntó el erudito, ¿no ve usted que la taza está desbordando? Así está su mente, contestó el sabio, ¿cómo podría entrar en ella el sentido del budismo? No sólo el sentido del budismo requiere una mente vacía — O vaciada sino también el sentido de un poema.

Cuando voy a leer un poema me presento a él con la mente libre de preconceptos. Primero hago una lectura global no analítica para tener una primera impresión. Generalmente basta para saber si el poema es bueno o no. Cuando éste está escrito en una lengua extranjera que no domino completamente, pero cuyas estructuras fundamentales conozco, como me ocurre con el inglés, lo primero que observo es la construcción sintáctica; es la armadura, el hueso del poema, su columna vertebral. Luego observo la constelación de imágenes; ésta me da el clima del poema. Finalmente hago una traducción, que es mi lectura de ese poema. Si éste está escrito en mi propia lengua, el proceso es el mismo, sólo que no tengo que hacer la traducción. Si la estructura sintáctica es coherente y animada, el poema tiene vida. Casi seguramente, también tiene una buena estructura sonora, porque la sintaxis determina el fraseo, que es más allá de la métrica, el verdadero ritmo del poema. Luego veo si la constelación de imágenes es realmente una constelación; es decir, si es coherente, si las imágenes se apoyan y refuerzan mutuamente o si chocan y se neutralizan. En este último caso el poema es malo. Luego trato de ver si hay una ilación conceptual explícita o si el sentido está en la constelación imaginaria y sonora.

Hay tres clases básicas de poemas: 1) los que tienen un hilo conductor conceptual, generalmente con disminución de los elementos imaginario y sonoro; 2) los que consisten esencialmente en imágenes, con probable disminución de los aspectos conceptual y sonoro* 3) los que ponen el acento en la música de las palabras: en la métrica, el ritmo, asonancias, consonancias y disonancias, paronomasias y juegos de vocablos, en general, subordinando esto al sentido conceptual y en parte al imaginario. De más está decir que estas tres categorías rara vez se dan puras sino combinadas. Los tres elementos fundamentales del lenguaje: concepto, imagen y sonido pueden entrar en combinaciones múltiples, como lo prueba la apabullante variedad de la poesía a través de las lenguas y los siglos.

Si se trata de un poema principalmente conceptual, los conceptos nos guían desde el principio hasta el fin, las imágenes ilustran los conceptos y el ritmo los va articulando. Pero ojo, que un poema conceptual, pese a su claridad, que a veces se complica en deliberada oscuridad y dificultad, puede ser muy poco poético. Si el poema está compuesto básicamente de imágenes, es importante ver si hay una buena organización o simplemente una acumulación de ellas. La acumulación incoherente de imágenes es el recurso favorito de los malos poetas. Si el poema es esencialmente sonoro hay que descubrir si es significante, si no es un mero juego de vocablos. Hay un tope que este último tipo de poesía no puede sobrepasar: la anulación del concepto y de la imagen; si esto ocurre no hay ya lenguaje y por lo tanto tampoco poesía; ciertas experiencias extremistas lo han probado. Si el poema, como ocurre en la mayoría de los casos, consiste en una dosificación variada de los tres elementos constitutivos, importa ver qué papel juega cada parte en el conjunto, y saber apreciarlo.

Un problema que se plantea frecuentemente al lector es el del hermetismo de cierta poesía. Un poema puede ser hermético porque es incoherente, o porque tiene una articulación muy compleja de concepto, imagen o sonido, o de los tres a la vez, o porque intentan comunicar experiencias inefables. Está el hermetismo sintáctico de Góngora, el hermetismo por elipsis de ciertos sonetos de Mallarmé, el hermetismo esotérico de Lubicz Milosz y el hermetismo transparente, al menos para el que tiene siquiera una vislumbre de la experiencia mística, de San Juan de la Cruz. Hay una clase de hermetismo que sólo se da, creo, en la poesía contemporánea: es el de los poetas que parecen esforzarse intencionalmente por no decir nada: construyen una textura verbal vacía en el Vacío En este último caso, especialmente, pero en todos los casos, hasta cierto punto, un recurso muy efectivo es el de la familiarización: aprender de memoria el poema hasta que forme parte de nuestro propio ser.

Recuerdo una experiencia que hice cuando era estudiante de filosofía en la Facultad de Filosofía y Humanidades de Córdoba. La materia Metafísica consistía exclusivamente en la lectura de cuatro libros. Uno de ellos era la Introducción a la metafísica de Heidegger. Yo era alumno libre desde Rosario, y no contaba con la ayuda constante del profesor, que era excelente: nada menos que Juan Adolfo Vázquez, entonces director de la colección de filosofía de Sudamericana. Recuerdo que leí tres veces la traducción al castellano y copié en un cuaderno las partes más difíciles sin lograr ningún avance. Conseguí entonces una versión francesa autorizada por el mismo Heidegger y continué mis lecturas con la ayuda de un amigo filósofo que había estudiado a Heidegger en Alemania y en alemán. Él me hizo la traducción literal de los pasajes más significativos. Aquí hay que recordar que Heidegger es un filósofo-poeta que se crea de cabo a rabo su propio lenguaje aprovechando la ventaja de que el alemán, lengua aglutinante, permite formar siempre nuevas palabras por yuxtaposición de otras o partes de otras. Después de todo este esfuerzo, no puedo decir que haya logrado traducir a Heidegger a un lenguaje filosófico convencional, pero sí que la obra se abrió dentro de mí y toda ella me resultó luminosa. Fue casi una experiencia mística.

Este es el esfuerzo que nos exigen los poetas auténticamente herméticos: que hagamos nuestra su poesía por la incansable relectura y, algunas veces, memorización. En ciertos casos también hace falta análisis, información, leer las notas del poeta y de sus exégetas y los libros que lo incluyeron. Pero hay una clase de hermetismo que no se justifica estéticamente; es el hermetismo por exceso de individualidad: cuando el poeta, en vez de símbolos universales utiliza símbolos exclusivamente personales y alusiones a sus propias experiencias privadas que no se explican en ninguna parte. Este, además de la abundancia de material no poético, es el defecto que hace ilegibles, salvo por fragmentos, los ‘Cantos de Ezra Pound, el más importante ejemplo de este tipo de hermetismo. Habría que leerlo con un diccionario explicativo, si pudiera hacerse, pero, aún así, sería muy engorroso.

A mí, los poemas que más me gusta leer son los intensamente líricos y a la vez metafísicos, de forma más bien cerrada que invita a volver sobre ella. Me cuestan los poemas narrativos y los poemas-río, que empiezan en cualquier lado, fluyen largamente en cualquier dirección y terminan inesperadamente en cualquier momento. Siempre he considerado importante como en los buenos cuentos el final del poema, un final que lo cierra definitivamente pero que al mismo tiempo lo abre para la relectura, que nos reenvía al primer verso, haciéndonos recorrer innumerables circunferencias en torno a un centro, circunferencias que encierran la pulpa sabrosa que no se consume al comerla, sino que cada vez tiene un sabor distinto y como enriquecido. Estos poemas esféricos que vuelven sobre sí mismos se mueven internamente, para decirlo con palabras de Eliot, ‘como se mueve un jarrón chino inmóvil/perpetuamente en su inmovilidad’.

Como habrán observado, he hecho hincapié en la lectura intuitiva del poema. Pero no ignoro que el análisis puede arrojarnos a la boca frutos sabrosísimos. Recuerdo que hace unos diez años yo dictaba en el Instituto Superior de Música de la Universidad Nacional de Rosario una Integración Cultural de cuatro años que culminaba en un curso de Estética y que comprendía un año de Poética. Empezábamos con Bécquer y terminábamos con los Cuatro cuartetos. Recuerdo la decepción de los alumnos cuando empecé con la lectura y análisis de “Del salón en el ángulo obscuro…” un poema tan fácil, tan simple y resabido. Pero me llevó más de un mes analizar la riqueza de las sonoridades en relación con el sentido, las correspondencias entre concepto y concepto, imagen e imagen, concepto e imagen. Recuerdo también el asombro de los alumnos al ver convertirse la humilde semillita de mostaza en semilla del universo. Creo que no olvidarán en su vida que todo poema, como el Lázaro de la rima, necesita una voz que le diga: Levántate y anda. Lo único que no puede hacer, desgraciadamente, la buena lectura es transformar un poema malo en un poema bueno. Esto sólo puede hacerlo Berta Singerman (y no es una broma).

Quiero recordar, por último, que un buen poema es una obra de arte. Que más allá de lo que el poeta dice -información, concepción del mundo, comunicación de experiencias, ‘mensaje’, como se decía antes, el poema es un objeto de belleza. La función de la belleza en la vida de un individuo y de una cultura es incomparable e irremplazable. Por eso quiero terminar recordando los versos del Endymion de Keats: ‘A thing of beauty is a ]oy for ever;/its loveliness increases; it will never/pass into nothingv ness/ Que más o menos puede interpretarse: ‘Un objeto de belleza -una obra de arte- es un gozo para siempre; su encanto se acrecienta, nunca pasará a la nada’. O, para decirlo con palabras de una poeta contemporánea (Marianne Moore): ‘Beauty is ever— lasting and dust is for a time-. la belleza es eterna; el polvo sólo por un tiempo.

*leído en un encuentro de poesía realizado en Buenos Aires

martes, 12 de julio de 2022

LIBRO UMBRALES, DE JULIO CÉSAR CORREA /CONCURSO NACIONAL DE POESÍA ALVARO MIRANDA

Video fallo del concurso

 

El CONCURSO NACIONAL DE POESÍA "ALVARO MIRANDA", me concede el segundo lugar de dicha convocatoria, con el libro UMBRALES, entre más de 160 participantes. La convocatoria fue hecha por la Editorial Escarabajo, dirigida por el poeta y editor Eduardo Bechara Navratilova.  (julio de 2022)

Presento a continuación la primera parte del libro, que es un libro poema o poema extenso, (poema largo), tejido por la unidad temática que ya señala el epígrafe de Bachelard. Está dividido en cinco partes, cinco pórticos, quizás para hacerlo más práctico o didáctico, si me permiten el término. 

 

 UMBRALES

 

"El poeta habla en el umbral del ser"  

                           Gastón Bachelard

 

 

Pórtico 1

Todo poema es geometría

de espacios curvos

De líneas imaginarias

en las que un punto

es también una palabra

una pausa

una orilla

Palabra que se desliza

o se diluye

y abandona su forma inicial

y es un ángulo

Punto de encuentro

entre un verbo y un adjetivo

donde un pájaro

borra con su pico la curva

que traza la noche

con el silencio que arde

 

***

 

¿Qué razón oculta la geometría

de los umbrales

más allá de la luz

que calcula la herida

del pensamiento que se piensa?

 

Hay una geometría

que huye de los planos

y de las líneas que se deslizan

en secreto

hasta que el silencio es un cubo

de ocho lados iguales

Una jaula

donde el poema es también

el pájaro que canta

 

Cada lado del silencio

es al mismo tiempo

el reverso del poema

y la jaula del pensamiento

 

***

 

La geometría del poema

no está en la pausa

ni en el ritmo

Está en el signo que se abre

cuando se abre una flor

como un verbo

que se desliza hacia la orilla

de la página en blanco

y funda una imagen

como ese mundo

que traza otros mundos

Parábolas

que alguien dibuja

mientras la lluvia cae

Una curva simétrica

que empieza a gestar

otra curva

Un arco donde el poema

crea su propia imagen

y repite la sentencia del poeta:

Entre una idea y otra

la distancia más corta

no es el poema sino el silencio

 

***

 

Hay geometría en el verso

que repito

aun sin haber memorizado

las líneas

que hilvanan curvas

o pausas como heridas

que el poema recuerda

 

También en los espacios

que brotan

entre sonidos

leves

al ritmo de la sangre que fluye

y golpea el oído

 

En la respiración que aflora

entre sonidos

que recién se encuentran

y la lengua los une

y los renueva en cada sílaba

como si el poema

inventara la lengua

 

Hay geometría en la lengua

que se nombra a sí misma

y relame

el lugar de la herida

hasta que la sangre

es también la palabra

que repetida

se convierte

en el animal de la memoria

 

Hay geometría en el poema

lugar donde se oculta la lengua

para que el silencio

sea el umbral

al que se vuelve cada noche

y en ausencia

de todas las cosas

alguien pronuncie su nombre

 

***



JULIO CÉSAR CORREA DÍAZ

Bucaramanga, Santander, Colombia.

Fui docente en universidades de Manizales por largos periodos de tiempo. Desempeñé mi labor profesoral en áreas cercanas a la literatura y la escritura. Desde muy joven cultivé el dibujo artístico y la fotografía, pero mi inclinación por la palabra se convirtió en mi mayor motivador. Mi primera aparición en un medio impreso se dio en Bucaramanga, cuando existía el suplemento literario de Vanguardia que, por ese entonces, codirigían Luis Álvaro Mejía y Miguel Ángel Pérez. Por esos mismos días, tuve el primer reconocimiento en concursos literarios a través de una mención de honor en Barranquilla, en el concurso de poesía José Félix Fuenmayor. Vivo actualmente en Manizales.

Reconocimientos:

§  Ganador del concurso interno de Poesía, convocado por Extensión Cultural de la Universidad de Caldas. (1996)

§  Ganador del III Concurso Nacional de Poesía "Ciro Mendía", en 1.997. Caldas, Antioquia.

§  Ganador del III Concurso Nacional de Poesía "Julio Cortázar", en 1.997. Bogotá.

§  Ganador III Concurso Nacional de Poesía "Carlos Héctor Trejos", realizado en Riosucio, Caldas, en 2004.

§  Finalista (segundo lugar ) en el Concurso Nacional de Poesía “Álvaro Miranda”, con el libro UMBRALES, convocado por la Editorial Escarabajo y la Universidad Central. Bogotá. 2022

§  Mención de Honor otorgada por la Alcaldía de Manizales en reconocimiento a mi actividadliteraria. Alcalde Jorge Enrique Rojas Quiceno

 

Publicaciones:

 

§  1. El altar de los oficios: poesía breve. Manizales

§  2. Auto-retrato con girasoles. Poesía. Manizales

§  3. Bajo el sol de marzo. Poesía. Manizales

§  4. Pájaro recién pensado. Colección de Poesía Tulio Bayer. Manizales, Caldas.

§  5. Días Aciagos, poesía. Manizales.

§  6.Fragua del silencio, poesía. Manizales. (2017).

§  7. Nuevas voces de fin de siglo, Épsilon Editores.

§  8. Literatura de Caldas, 1967-1997. Selección a cargo de Roberto Vélez Correa

§  9. Musa Levis, Manizales, Caldas.

§  10. Marginalia, Encuentros con la literatura (Ensayos). Programa de Español y Literatura de la Universidad del Quindío, Comp. Carlos A. Castrillón (2011).

§  11. Una antorcha en las tinieblas. Colección Las Letras de Caldas en el Bicentenario. Poesía, Manizales, 2019

§  Tallerista y evaluador del Concurso Nacional de Cuento CNC-ASCUN por varios años.

§  Oriento el blog La Pipa de Magritte (http://lapipademagritte.blogspot.com)

§  He sido incluido en algunas selecciones regionales y nacionales de poesía; igualmente, en algunas del exterior. 

 

Link para ver el video del fallo del Concurso de Poesía Alvaro Miranda

 https://fb.watch/e8hN1TrDYz/?mibextid=XM0kEo

 

 

 

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