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jueves, 14 de julio de 2011

DE LAS HISTORIAS DE LA MUERTE Y EL NUEVO COLONIALISMO



Por: Gabriel Arturo Castro

La biodiversidad es la cabalgadura de la muerte
Humberto Cárdenas y Àlvaro Marín
Traviesa ediciones, Bogotá, 2006,
133 páginas.

El presente es un libro, lúcido e inteligente, se caracteriza por detentar una visión crítica y reflexiva de la realidad colombiana. Sus autores son escritores y periodistas culturales que le apuestan a la pesquisa de la historia, al énfasis de la denuncia política, tras un lenguaje exacto, sencillo y una actitud franca, muy parecida a la de estudiosos como Noam Chomsky o creadores como Eduardo Galeano. El eje central es el fenómeno, concepto y entidad de la biodiversidad y sus implicaciones ideológicas, económicas y políticas.

Dentro de la intrincada red de relaciones, el libro La diversidad es la cabalgadura de la muerte nos habla de Urabá, el parque de los katios, la desmemoria, el vicariato, el paramilitarismo, el discurso de la diversidad, los alcances del poder mundial, lo que pasa con el tapón del Darién, los laboratorios de paz, la ciudadanía, el mercado, los derechos humanos, el desplazamiento forzado, la deuda externa e interna y las Naciones Unidas.

Los autores lo expresan de la siguiente manera:

El genocidio en Colombia es una consecuencia del orden económico mundial; el desplazamiento es sólo una de las formas de expresión del modo como se organiza la producción. La propiedad privada mundial es realmente la institución que está por encima de las naciones y de los gobiernos; a las organizaciones sociales y de derechos humanos les queda el papel de nuevos encomenderos y conservacionistas. Las oficinas de derechos humanos, por su angelismo característico, se encargan de limpiar la sangre salpicada en las blancuras y extensa paredes de la fachada de las Naciones Unidas.

Cárdenas y Marín son puntuales y muy enfáticos; la manera como el discurso conservacionista ha sido difundido en el mundo, como un conjunto irrefutable de principios y políticas en beneficio de la vida, hace pasar por un proyecto ético un proceso que en su enunciación y su realidad es derivado de “la expansión y el desarrollo de la economía mundial”.

Argumentan que este discurso, suscrito como proclama de derechos que incluyen la conservación del medio ambiente, la defensa de la vida, de la cultura, y de la diversidad, posiciona unas prácticas que promueven el inventario de las riquezas de todos los pueblos, presentado por las transnacionales como un inventario “amenazado” precisamente por los mismos países que lo han conservado y que tienen en su territorio una gran diversidad. Dicho inventario facilita el trazado de una cartografía que desborda los mapas de composición nacional, con el objetivo de presentar un nuevo diseño en una geografía donde desaparecen los países y las fronteras son franqueadas por desmesurados proyectos. Allí las grandes extensiones de territorio son lugares de paso. La economía mundial desborda los mercados nacionales y la geografía de las naciones.

Cárdenas y Marín llaman a estos territorios “amenazados”, los componentes de una “alquimia del paisaje”, practicada por la UNESCO, la cual convierte a los países en “corredores biogeográficos”, paralelos a los grandes corredores viales.

Para los escritores mencionados el discurso conservacionista presenta como “desarrollo sostenible” un proceso económico que agrega como otro valor el componente de los “servicios ambientales” en el contexto de un modelo sustentado en los avances tecnológicos de la genética y la agroindustria, lo que significa la explotación de los territorios y la violación de los derechos de las poblaciones raizales.

A manera de ilustración los autores presentan los casos del sobrediagnóstico de Urabá y la dudosa calidad ambiental de la hidroeléctrica del río Amoyá. Allí lo menos importante son los derechos promulgados, frente al componente estratégico de la economía. Quienes regulan, por ejemplo, la certificación de gases contaminantes, determinan a su vez las políticas del mercado, como es el caso del Banco Mundial. El derecho al medio ambiente argumenta un discurso regulado por las fuerzas del mercado y un lenguaje divulgados por Organizaciones no Gubernamentales y Organizaciones Sociales.

El libro “La biodiversidad es la cabalgadura de la muerte” investiga el proceso de creación del lenguaje conservacionista, el cual ha llevado a la confusión y a la paradoja: se define la vida y se disemina la muerte, al crear espacios naturales resguardados pero desplazando la población original y nativa, despojándolos de sus derechos ancestrales de comunidades indígenas, negras y campesinos mestizos.

Dicha contradicción está muy bien advertida, el preocupante conflicto entre biodiversidad y muerte, relatado aquí a través de entrevistas a habitantes de las regiones, con el fin de contrastar la argumentación política de gobiernos, fundaciones, partidos políticos, académicos y la realidad que se enmascara tras un discurso ideal y filantrópico, el cual, sin embargo, no ha podido ocultar del todo el ánimo depredador de un modelo económico de empresas al servicio de interés personales y de organizaciones al margen de la ley.

Cárdenas y Marín toman el caso de Urabá como un modelo donde se han aplicado a sangre y fuego las nociones, esquemas y planes del desarrollo económico.
Los relatos de algunos miembros de comunidades ancestrales y campesinos de la zona, configuran la crónica del desplazamiento en el Urabá contada por sobrevivientes:

En los años 40, 50, hasta el 60 las tierras que eran de los ancestros empezaron a venderlas a los terratenientes que fueron empezando a llegar a la zona. Cuando se empezaron a ubicar las bananeras comenzaron a comprarle a la gente pobre y la gente en la ignorancia pensaba que vendiendo las tierras se iba a enriquecer, entonces procedieron a vender lo que tenía. Esa gente quedò sin tierra, y nosotros la nueva generación miramos eso y empezamos a trabajarle a la recuperación de las tierras de nuestros ancestros.

Los autores expresan que las políticas económicas de la globalización se expresan en Colombia de manera violenta, a través de una guerra que desplaza a las poblaciones y por medio de una fuerte articulación entre los proyectos trasnacionales y los intereses de una elite apoyada por la “cooperación internacional”.

Los hechos de Urabá son el resultado específico del ejercicio de un poder económico, político, cultural y militar, que trasciende el orden nacional para convertirse en una articulada avanzada de la economía mundial, sus empresas, sobre los territorios ya ocupados.

Cárdenas y Marín llaman la atención acerca de la verdad de estos grandes proyectos, “manifestaciones de crueldad” acompañadas de discursos humanistas y ambientalistas, que lo llevan a entrever las verdaderas intenciones soportadas por la UNESCO, la FAO, el Banco Mundial y enormes multinacionales, tales como lo asevera el siguiente párrafo:

Coca cola, por ejemplo, es una de las trasnacionales que aporta a la ONG Conservación Intencional, interviene en canjes de deuda por naturaleza junto al Fondo Mundial para la Naturaleza WWWF y los Estados Unidos; Coca Cola también aporta fondos a esta institución para mantener el surtido de discursos “verdes” de la globalización, a la vez que diversifica sus actividades empresariales con al promoción del desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente: el agua es uno de sus objetivos centrales.

“En un acto de promulgar unos principios que se constituyen en el modelo civilizador, están efectuando en la práctica, la historia de muerte en los territorios irrigados con sus recursos”, se afirma de manera contundente. La conclusión es que la extracción de bienes ambientales se realiza bajo el pretexto de un discurso humanista y a través de los malabares del lenguaje, “reinvención del colonialismo europeo”, retomado por el lenguaje de la globalización contemporánea, cuyo uno de fines es crear un nuevo discurso con finalidades económicas y mercantiles: las políticas de sostenibilidad, diversidad y biodiversidad.

El libro La biodiversidad es la cabalgadura de la muerte nos indica que las estrategias de instrumentalización del lenguaje son una forma de cumplir con los propósitos de dominio de territorios, de la conciencia y el lenguaje de las naciones.


viernes, 8 de abril de 2011

EL ENSAYO Y EL JUEGO ERUDITO/ Gabriel Arturo Castro

Por: Gabriel Arturo Castro

El ensayo y la poesía de William Ospina derivan de un clasicismo de fondo, procedente a su vez de una actitud espiritual y de una evolución estilística. Escritura vinculada a una visión laica de la realidad (en lo que tiene de racional y fiel a la norma), defensora del arte como elaboración teórica y de la nitidez y la perfección como valores formales. Quizás los géneros literarios son para el autor medios o disculpas que sirven de vehículo hacia la expresión de ciertas preocupaciones intelectuales.

Su punto de vista es el de un puntual lector que va tejiendo una red de conexiones, ayudado por un conjunto de conceptos y asiduas citas  de sus influencias literarias, siendo ellas fuentes de autoridad (Borges, Chesterton, Dante, Whitman).

El tono de sus ensayos tiene que ver igual con su juego erudito, pues refleja el ambiente especulativo, el segmento de la cultura humanista que Ospina extiende desde los textos de La decadencia de los dragones, lugar donde las ideas fundamentales giran alrededor de “los placeres de la lectura, el anhelo de eternidad de ciertas formas del lenguaje, la sed de innovación y ruptura que caracteriza las literaturas de la época”, según palabras del escritor.

El apartado que le da título al libro: La decadencia de los dragones, es en mi opinión, el mejor ensayo, dado que allí Ospina por fin se libera de toda atadura y despliega su espíritu subjetivo, interrogador, de una manera ágil, fluyente y abierta. Es que en los demás, aunque brillantes y lúcidos, tanta cita frecuente como medio de justificación, extravía la voz personal del autor, preocupante rigidez para quienes siempre hemos creído que el ensayo no pretende descubrir nada, sino probar, sondear, pulsar la capacidad de una expresión estética.

Afirmo lo anterior acerca del texto La decadencia de los dragones, epílogo del libro, porque allí Ospina diserta creativamente sobre el ocaso de la imaginación en los tiempos modernos, el derrumbe de las grandes mitologías y el papel actual de la literatura fantástica. Habla de la modificación de la imaginación gracias al paso de la creación colectiva de las antiguas sociedades, al predominio individual de la contemporaneidad. Incluso pasa de la crítica a la autocrítica cuando se incluye en el juicio certero:

“Pero hasta los poetas terminaron sucumbiendo a la idea de que la literatura es un ejercicio de la razón, y desconfiando del dictado de la musa o de la diosa, de eso que llamaban los antiguos la inspiración. ¿Cuándo abandonamos tal espontaneidad?”. 
Pregunta que proviene de una clara afirmación sostenida párrafos atrás: “Yo diría que nuestra imaginación se ha hecho menos inocente, menos espontánea y, si se quiere, más intelectual”.

El arribo de nuevas tecnologías es para William Ospina una de las causas del cambio, sustancial y definitivo, de la concepción de la imaginación. La revolución industrial desplazó la “laboriosa lentitud” del pasado por un espacio cotidiano lleno de “torres electrónicas, de naves voladoras personales y de hogares robotizados”. Culminaron la pasión y la inocencia de las sociedades antiguas clásicas y que constituyen de por sí los reiterados motivos de la nostalgia de Ospina. Su añoranza por la cultura griega, la admiración por sus creaciones y la exaltación de las expresiones del Renacimiento, serán unas constantes en el transcurso de la ensayística del autor de La decadencia de los dragones.

La explicación de Ospina acerca de la transformación de la actividad imaginaria es un poco estrecha. No basta encontrar la culpabilidad en la mentalidad adulta ni en las revelaciones de la ciencia sobre la literatura realista. Además de las anteriores, sería menester encontrar la raíz del debilitamiento de la capacidad de nuestra civilización para la fantasía en otras, variadas, complejas y distintas razones.

Ahora bien, cuando el ensayista se dirige más a la búsqueda de lo excepcional, hallamos en La decadencia de los dragones un excelente texto llamado Temas y obsesiones de Borges, el escrito más apasionado del libro, lúcido homenaje a su maestro Jorge Luis Borges, su influencia mayor, la figura que sobresale en el ámbito de su escritura, tal como lo escribió alguna vez Luis H. Aristizábal: “Ospina domina sus modelos, sobre todo a Borges. Sus ensayos (...) son muy borgianos, sin ser Borges;  apenas lo suficiente para rendir la lección sin dejar de ser Ospina”.
Borges, lo sabemos, fue un ferviente admirador de la literatura anglosajona, fascinación que tomó Ospina por esa vía.

 Borges y la literatura fantástica, es un escrito poseedor de algunas afirmaciones de tipo histórico que valdrían la pena ampliarse. Un asunto distinto es el ensayo histórico-social y otro el artístico-literario. Este último no demanda detallar minuciosamente las pruebas que fundamentan las afirmaciones, pero cuando en él se incluyen aseveraciones de carácter objetivo (sobre los eventos subjetivos del ensayo no se puede discutir su valor de verdad) es imperioso interrogar y precisar ciertos aspectos, entre los cuales subrayo el eurocentrismo del autor, la cuestionable afirmación de la existencia de vacíos históricos y de limitaciones del pasado de algunas naciones.

-¿Lo universal, tal como se insinúa en este ensayo, sólo es factible al heredar culturas europeas y con mayor énfasis si éstas provienen de las tradición griega o de la vertiente anglosajona?

Sobrevive la impresión de que la universalidad es exclusiva de las grandes civilizaciones, idea justificada durante todo el transcurso de la lectura del libro, a pesar del tímido intento de Ospina por desvirtuarlo o matizarlo en las páginas finales del ensayo titulado La palabra y el bronce, donde realiza un leve y poco convincente esbozo de la presencia contemporánea de la literatura latinoamericana, a través de la mención de sus culturas ancestrales y de la presencia de escritores como Pablo Neruda, Juan Rulfo, García Márquez o César Vallejo.

A propósito de Neruda, William Ospina traza un texto que llamó La embriaguez de las palabras, escrito en tono menor, sin el entusiasmo de los dedicados a Borges  o a Shakespeare, deteniéndose en alusiones biográficas, haciendo una especie de reseña del Canto General y transcribiendo poemas completos de dicha obra.

De Shakespeare confecciona una rica semblanza y una adelantada lectura de Romeo y Julieta, “... poderosa exploración de los misterios de la conducta y de los hilos secretos que mueven al destino humano”.

Revelador es también el acercamiento a Don Quijote y los cisnes tenebrosos, a partir de la interpretación de Estanislao Zuleta, de la cual Ospina retoma dos reflexiones cardinales.

Pasando páginas podremos saber luego de Cristo y la literatura en Ese hombre que escribía sobre la tierra, un viaje por ciertas páginas que tienen al profeta como motivo; y finalmente un ensayo que parecía un respiro, una ínsula  en medio de una atmósfera dominada por la presencia acuciante de Whitman, Borges y Shakespeare, me refiero a Literatura del siglo XX: la obsesión de la modernidad. Pero otra vez los dioses tutelares ya mencionados, se mezclan obsesivamente con Baudelaire, Rimbaud, Rilke, Mann,  y Eliot.

Visto de manera orgánica, el libro de Ospina es el resultado de la indagación, la concentración, un rico inventario de nociones e informaciones y una cultura vasta propia de la erudición.

(Ospina, William. La decadencia de los dragones, Alfaguara,  Bogotá, 2002, 222 páginas).


jueves, 7 de abril de 2011

POEMA DE JULIO CÉSAR CORREA



CÍCLOPE

Hay quienes miran por un solo ojo
porque el otro lo reservan para el odio
Hay quienes miran por un solo ojo
porque  el otro lo reservan para la venganza
Hay quienes sólo pueden ver un lado de la vida
De allí que las calles solo les sirva para volver
y  las escaleras tan solo para subir
De allí que la verdad les resulte incómoda
lo mismo que las metáforas
Vampiros que huyen del sol
y permanecen a oscuras
y en profundos silencios
cuando no tienen a quien odiar o maldecir

lunes, 24 de enero de 2011

PRIMER CONCURSO CALDENSE DE POESÍA EN TIEMPOS DE PENURIA


PRIMER CONCURSO CALDENSE DE POESÍA EN TIEMPOS DE PENURIA




PRIMER CONCURSO CALDENSE DE POESÍA EN TIEMPOS DE PENURIA


En vista del desplazamiento espiritual y económico al que se ha visto sometido el arte, especialmente la literatura, en nuestro departamento, espejo de un país, surge la iniciativa de convocar la palabra a través de un concurso de poesía. Para esto se han reunido los intereses de algunos, que abiertamente o en silencio, construyen la cultura y promueven su construcción.


BASES


1. Podrán participar todos los poetas residentes, o que hayan nacido, en el departamento de Caldas con un poemario inédito, escrito en español, de temática libre, y con una extensión de veinte a treinta poemas.


2. Se deben enviar dos copias del trabajo, firmadas con seudónimo y escritas en letra Arial o Times New Roman, número 12, a doble espacio, en tamaño carta.


3. Las obras se enviarán por correo certificado o se podrán entregar personalmente en la Carrera 22 # 58-21, Barrio los Rosales, en la ciudad de Manizales. En un sobre aparte, identificado con el seudónimo, se incluirán los siguientes datos: nombres y apellidos, fecha de nacimiento, dirección de correo electrónico y una fotocopia de la cédula de ciudadanía. Los participantes que residan fuera del país, pueden enviar sus trabajos al correo electrónico tiemposdepenuria@hotmail.com, adjuntando un archivo con la obra y otro con los datos correspondientes al seudónimo.


4. Se recibirán los trabajos hasta el día 21 de febrero. En caso de enviarse por correo, se asumirá la fecha límite como la del matasellos.
5. El jurado estará integrado por dos escritores de reconocida trayectoria, cuyos nombres se darán a conocer después de que hayan emitido el fallo.


6. El premio consiste en 600.000 pesos colombianos, la publicación de los poemas en el plegable de poesía Musa Levis y otros periódicos regionales. El premio no podrá ser declarado desierto.


7. El resultado del premio, único e indivisible, será dado a conocer el 18 de marzo de 2011 a través de medios electrónicos y en las páginas kadaberexquizito.blogspot.com, flobertzapata.blogspot.com, escritorescaldenses.blogspot.com. Al ganador se le notificará a través de los medios de comunicación.


8. El premio será entregado durante el Primer Festival de Poesía en Tiempos de Penuria que se llevará a cabo el 21 de marzo de 2011 con motivo de la celebración del Día Mundial de la Poesía. En este acto los escritores aportantes leerán poesía y entregarán personalmente su aporte al ganador, así:


Jhon Jairo Vera Vera: $100.000, Julio César Correa Díaz: $100.000, Juan Carlos Acevedo Ramos: $100.000, Adrián Pino Varón: $100.000, Conrado Alzate Valencia: $100.000, Flóbert Zapara Arias: $100.000 pesos.


9. El autor premiado conserva sus derechos de autor para posteriores publicaciones.


10. Los poemarios que no obtengan premio podrán ser reclamados en la misma dirección antes del 26 de marzo de 2011; después de esta fecha los trabajos serán destruidos.


11. La participación implica la total aceptación de las bases.


12. Cualquier duda o cambio serán asumidos y resueltos por el comité organizador del concurso.

¿Cómo se lee un poema? / Hugo Padeletti

Pido perdón por estas tres hojitas que voy a leer. Sé que la expresión improvisada es más vívida, aunque menos exacta, pero en est...