DIMINUTA SOLEDAD
Entre las miles de sus hordas sería otra más.
Sola, es una, no más una: una migaja mágica con patas.
Qué racha de suerte negra
qué hados
qué lío con sus congéneres la extravió del camino
huyendo de un ultraje
persiguiendo un ilusivo instinto
o va gastando la postrera ración de su esperanza.
Trasponiendo escollos, regodeando charcos,
arriesgando abismos o peñascos,
impetuosa dilucidando grietas o cavernas.
Ni la tierra ni el sol
ni el hombre que la ojea
caben en sus minúsculas creencias.
Ni es nada, ni es sombra la sombra que la abruma
Y no es árbol:
es destino el árbol que trajina.
Ha llegado a la casa
si, buscándola, cualquier azar la destripa.
hojasanchas@hotmail.com
LA A
En la tierra, en el mar, está en el aire;
en el fuego le arde en las llamas.
Atildada está en el árbol. Sin falta en las corolas de las flores.
No la lleva la sed. Dos veces la lleva el agua que la sacia.
Por ella empieza el amor y acaba la tristeza.
Al principio está y al fin de la alegría.
En la pura mitad del corazón se planta.
No la trae el ruiseñor pero la vuela y la canta.
El tren la tiene en los vagones. El botón en el ojal.
El tigre en las garras y en las rayas que lo amagian.
Se balbucea en la sílaba primera de la vida.
Arrulla en las nanas.En la letra, en la palabra, va en la frase.
Encabezando campante el alfabeto.
Por miles se cuenta metida entre solapas.
Con la S, su vecina, es la tecla del teclado más tecleada.
No tiene sonido en el silencio.
Tres veces suena rotunda en la campana.
Se asoma donde termina la ventana.
Duplicada la ostenta la Ana en la diadema.
Es mujer aunque en mujer no vaya.
Ni en el viento ni en la nube;
sólo si el viento es ventarrón y es nubarrón la nube.
El pobre la carga en la pobreza.
Es la única vocal que necesita el alma.
Del uno al diez sólo en el cuatro se resguarda.
El crepúsculo poético la omite;
a la sombra de su T la luce la prosaica tarde.
En Dios no está que está en todas partes
ni en el sinónimo del mundo que es el universo
pero es una certeza en la migaja, en una hormiga,
en los arabescos, en la nada, en cualquier cosa.
En Aracataca engloriada se enfiesta.
La conjuraron los magos en abracadabra.
Le falta al norte al sur al occidente y al oriente;
la misteriosa brújula la tiene
y la tiene la aguja que tirita en su cuadrante.
En el desierto falla pero está presente en cada arena que lo abruma.
Y un beso no es un beso si no lo da la boca.
Desapercibida viaja en el barco con la B correcta,
un poquito apenada en el varco con la V chiquita.
No aparece en el robo. En el ladrón sí y en lo robado.
En las alas de todo lo que vuela,
en las patas de todo lo que anda.
En la cola está de la esperanza,
está en la cola de la zeta.
hojasanchas@hotmail.com
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