En el prólogo al libro del poeta -desconocido y no por ello, menos poeta- Albert Balasch, Decaer, se puede leer, en las primeras líneas, el siguiente comentario que no deja de sorprender por su misma ironía, pero también por ser una mirada a una realidad que sigue siendo actual:
"En unos tiempos especialmente sordos a la poesía, donde las capillas literarias han sustituido a las corrientes estéticas, las polémicas antaño fértiles -aunque siempre un tanto canallas, a qué engañarnos- han degenerado en comadreo de signo político y los poetas sólo se leen entre ellos dentro de un hermético stablishment gobernado, en nuestro país, (se refiere a España, aunque igual se pude aplicar a Colombia), por unos pocos cráneos privilegiados, sorprende -y a algunos debería alarmar- que todavía haya poetas suficientemente ingenuos como para tomarse en serio su cometido, ajenos al ruido contemporáneo y atentos sólo al ritmo interior de sus obsesiones."
Que el párrafo anterior, de André Jaume, sirva para presentar algunos textos del poeta Albert Balasch.
I
"Per lo camí de mort he trobat vida"
Desplazamiento de todo sentido.
-Sentido en fuga-
En la celda del condenado
retrocede la ficción. La espera sabe:
Por DÓNDE y CUÁNDO
no derramado todavía
el amor.
De la pared el gusano dibuja, ciego,
su cruz. Convoca la huida.
Que a este ya no lo retengan más, que este se viene conmigo.
La tarea es fácil y la espera sabe:
Por DÓNDE y CUÁNDO
todavía
el amor
Después, la cabeza, de quien se ve muerto, tendida sobre la mesa
rectificando antiguas posiciones,
costumbres extrañas
Pero ¿es tan fácil? ¿Tan vulgar?
II
yo estaba bien bastante bien
tenía el aire los ojos
los ojos en el aire y tenía
tenía esto y todo esto
hasta que-
hasta que llegaron
entonces aquí
cerca de la cosa para sonreir
poder rogar y estarme quieto
vencido correcto
hasta que-
hasta que llegaron
yo estaba bien estaba contigo
y era tu amigo tu amante
ya sabes
cadáveres
hasta que-
hasta que llegaron
entonces
ni nunca me echaron de menos
ni cunca escapé
ya sabes
palabras
III
a la Roisin Ribalta
si pudo sonreir y maldijo al mismo tiempo
si se miró las paredes blancas de su cuerpo
y si entonces se disculpó ante quienes la amaban
con un "no me queda más dolor, lo siento"
si todo esto ocurrió en primavera
(donde todo fin es el principio falso)
es que ella ha cumplido la promesa
"alguien me recuerda y aquí estoy probando vuestros llantos,
de acuerdo, ya está, por favor, por favor, ya está, de acuerdo"
Albert Blasch. Decaer. Editorial Lumen. España, 2003
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